La Amanita muscaria, también llamada falsa oronja o matamoscas, es una seta de cuento.
Su sombrero se ha hecho famoso por dar cobijo a todos los duendes del bosque, y este lluvioso otoño, si las fábulas son ciertas, los bosques han tenido que estar plagados de duendes, dada la gran cantidad de amanita muscaria que había en los robledales y pinares de nuestras montañas.
El sombrero de esta especie mide entre 6 y 20 cm de diámetro, y primero tiene una forma globosa que luego se transforma en convexa para terminar siendo aplanada. La cutícula es fácilmente separable de la carne, es lisa y presenta un bello color bermellón o rojo escarlata, que se decolora según las inclemencias del tiempo hacen mella en ella, pasando a tomar tonos anaranjados o dorados. Está recubierta por unas placas o escamas algodonosas de color blanco o ligeramente amarillentas, que se pueden separar con los dedos con facilidad.
Las láminas son libres, apretadas y desiguales, de color blanco puro.
El pie mide hasta 20 x 3 cm, cilíndrico, blanco, furfuráceo, con base bulbosa formando círculos concéntricos blancos. El anillo es blanco, amplio, harinoso, colgante y estriado.
La carne es blanca, anaranjada bajo la cutícula, sin olores ni sabores destacables.
Es una especie muy común en bosques arenosos de coníferas, formando colonias de cientos de ejemplares, fructificando en otoño e invierno.
Es una especia tóxica y alucinógena, pero no tan peligrosa como en algunos casos se ha considerado.
Puede confundirse con Amanita cesarea, principalmente después de abundantes lluvias, por la coloración anaranjada que adquiere la cutícula.
Toda la información sobre esta seta está extraida del libro Hongos - Setas en Castilla y León, de José Bastardo del Val, Aurelio García Blanco y Miguel Sanz Carazo.
Las fotos de esta Amanita que siguen se tomaron en la Sierra de Gata, a primeros de octubre de este año.
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