Ahora que parece que vuelven las lluvias, empezaremos a olvidarnos de la preocupante sequía que nos azota y que no se va a marchar a pesar de las incipientes precipitaciones que han comenzado a mojar nuestras montañas.
Los efectos de la sequía serán duraderos y tardaremos mucho tiempo en recuperar los niveles hídricos anteriores, si es que lo conseguimos.
La gestión del agua sigue siendo el talón de Aquiles de la gestión ambiental, y la tardanza de la Administración en tomar medidas puede que la paguemos a largo plazo.
Hoy vamos a ver un par de imágenes del antes y después del embalse del Porma.
En agosto de 2017, el Porma estaba al 60% de su capacidad, con 192.3 Hm3 de un total de 317 Hm3, y se veía así:
La misma zona del embalse presentaba este aspecto en octubre de 2017, con 48.3 Hm3 y un 15% de su capacidad:
Los 144 Hm3 de diferencia entre ambas imágenes son una cantidad de agua que se tardará en recuperar.
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