Caminos de otoño cuyo invierno se acerca sin piedad y para los que no se augura una futura primavera.
Caminos de abandono, surcados cada vez con menos frecuencia, por caminantes otoñales que no cuentan ya con un motivo por el que transitarlos.
Caminos despoblados que nos acercan a fincas abandonadas, a tierras sin labrar o a pastos sin ganado.
Caminos de otoño cuyo origen y destino han dejado de existir y que se extinguen con el paso del tiempo bajo un manto amarillo de hojas muertas.
